La pasión de fabricar maquetas de aviones militares en diferentes modelos

Alguien alguna vez lo dijo, que nadie nace enseñado y el caso de un “maquetero” iquiqueño, es prueba de aquello, de una persona atrapada por la pasión de construir con sus propias manos, modelos de naves en las que trabajó durante tres décadas, pintándolas, antes de pasar a retiro. 

Estamos hablando de Marcos Tobar, conocido en nuestra ciudad por haber abrazado el hobby de armas modelos a escala, de naves que después exhibe en diferentes exposiciones. Y en la Casa de la Cultura ubicada en calles Baquedano con Gorostiaga, bien saben de aquellos, por la cantidad de personas que han recorrido su exposición, alguna vez, especialmente los niños y niñas.

En el pasado  realizó exposiciones de la torre de control de la ex base aérea que estuvo en Alto Hospicio, de aviones  antiguos y modernos.

Marcos Tobar se ocupaba de sacar la corrosión del A-36 y luego la pintaba la estructura. Es el mismo avión de combate que fue exhibido en la exposición de la Fach en el Mall Plaza de Iquique y causó tanta admiración.

DISEÑOS

Nuestro entrevistado nos contó de su experiencia en el arte de crear diseños a escala. Recordó que un novato no puede darse el lujo de perder la paciencia y dejar abandonado el hobby cuando surgen dificultades o aburrimiento, eso cuando se fabrican muchas piezas. Precisó que el principiante en maquetería aprendería poco a poco las técnicas de montaje, pero hay que tener paciencia. También dijo que actualmente que la figura del artesano, por ejemplo, está desapareciendo y está siendo reemplazada por las máquinas para fabricar las piezas.

El por lo anterior, que no tiene problemas en compartir sus conocimientos en la marquetería, con las personas que recién están comenzando  y que es por eso que, actualmente existe en un Iquique un grupo de personas apasionadas por la marquetería.

“A mi hija de diez años también le gusta la aviación y durante la exposición de vehículos y del avión A-36, le gustó subir a la cabina de la nave” dijo.

Es por eso que le preguntamos a su hija Amanda, qué pareció la experiencia de subir a un avión militar auténtico. Cómo vivió ese momento, le asustó ¿Subiría otra ves?- pregunté.

“Fue algo maravilloso escalar hasta la cabina del piloto. Qué distinto se ve mirar hacia abajo desde el avión. No sentí miedo, subiría otra vez. Esto de la aviación siempre me ha gustado desde que mi papá me hablaba de su trabajo en la Fuerza Aérea. Muy bonito todo, mucha gente esperando subir también al avión”.