Riesgo cardiovascular en pandemia: Actividad física bajó un 60% y aumentó consumo de alcohol y tabaco

Los cambios de hábitos que desarrollaron los chilenos durante la pandemia sumado a la disminución de los controles médicos aumentaron sostenidamente los riesgos de sufrir alguna enfermedad cardiovascular. Esa es la conclusión que dieron a conocer diversos especialistas durante el seminario “Innovando en Políticas Públicas para mejorar la Salud Cardiovascular”, a la que asistió además el académico de Harvard, Rifat Atun.

Con la presencia del académico de Harvard y experto en Sistemas de Salud Global, Profesor Rifat Atun, se llevó a cabo el seminario “Innovando en Políticas Públicas para mejorar la Salud Cardiovascular”, donde diversos especialistas en la materia dieron a conocer sus propuestas para avanzar hacia una mejor política pública para enfermedades cardiovasculares en Chile, en un escenario post pandemia, y en la incorporación de mayor innovación.

Cabe destacar que las enfermedades cardiovasculares son la segunda causa de muerte en el país, representando el 25,6% de todos los fallecimientos del 2019. Los decesos en hombres por estas patologías alcanzan un 25,5%, mientras que en las mujeres esta cifra se eleva al 26,4%.[1]

Entre los principales factores de riesgo están el sedentarismo (86,7%), obesidad (34,4%), tabaquismo (33,3%), colesterol elevado (27,8%), hipertensión (27,6%) y diabetes (12,3%)[2], los que se incrementaron con la pandemia de Covid-19.

En este sentido, el nefrólogo del Hospital del Salvador y profesor asistente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Dr. Eduardo Lorca, señaló que “el problema de nuestro país es que hemos concentrado una población importante con mucha comorbilidad, que fueron los más afectados por la pandemia, y que además se dejó de controlar a los pacientes y monitorear los factores de riesgo”.

Según detalló el especialista, de acuerdo con una encuesta de INJUV realizada a personas entre 15 a 60 años durante la pandemia, “los ciudadanos aumentaron su consumo de tabaco en un 30%, disminuyeron la actividad física en 60% y un 22% aumentó el consumo de alcohol. Es decir, las personas tuvieron un cambio en sus conductas habituales. Por lo mismo, el riesgo cardiovascular durante la pandemia aumentó sostenidamente. Los desafíos que tenemos en adelante son retomar los controles de salud, mejorar las tasas de tratamiento y control de hipertensión de diabetes, generar hábitos de vida saludable y aumentar la prevención secundaria que significa utilizar bien las intervenciones”.

Si bien el sistema chileno de Salud cuenta con diversas estrategias para el manejo de estas enfermedades, como el GES, el Programa de Salud Cardiovascular en Atención Primaria y el examen de Medicina Preventiva, aún falta mucho por avanzar en materia de Salud Cardiovascular. De hecho, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, sólo un 6% de los pacientes que han sufrido un evento cardiovascular mayor, tiene el colesterol y la presión arterial en niveles óptimos[3].

En este contexto, el dr. Manuel Espinoza, Académico del Departamento de Salud Pública UC, mencionó que dejar atrás la salud cardiovascular en la lista de prioridades es un riesgo para la población y que la estrategia de priorización de las autoridades para la construcción de planes de beneficios en Chile, aún se encuentra lejos de cumplir con criterios de justicia procedimental. 

“Cuando hablamos de priorización implica que habrá postergados, y en Chile estamos en deuda con los postergados. Pero ¿cómo avanzamos hacia una priorización justa? Con un marco de valor, entendiendo el ‘valor’ como salud y asegurando el cumplimiento de los principios de justicia procedimental. Esto es, que el proceso de decisión sea transparente, con argumentos relevantes, que haya revisión y apelación, y que haya una normativa”.

De esta manera, el Dr. Espinoza planteó dos posibles soluciones: aumentar la eficiencia desde la oferta implementando un modelo de atención centrado en el paciente e implementar mecanismos de compra innovadoras de tecnologías, es decir, que tanto financiador como productor asuman los riesgos.

Innovación en políticas públicas

En este escenario, el académico de Harvard y experto en Sistemas de Salud Global, Profesor Rifat Atun, aseguró que “los principales desafíos de la sociedad deben resolverse de manera colectiva. La enfermedad cardiovascular, junto con el cáncer, son las primeras causas de muerte. Pero nuestra capacidad para manejar la enfermedad cardiovascular ha sido terrible. Tenemos que pensar en soluciones innovadoras para resolver estos problemas. Diseñar, implementar, aprender y mejorar constantemente para enfrentar este desafío. Cada crisis presenta una oportunidad para cambios transformacionales. La vida después del Covid-19 presenta una gran cantidad de cambios para generar salud de alto valor”, aseveró.

Respecto al tratamiento de estas enfermedades a nivel de políticas públicas y las trabas que implica el sistema político en estos procesos, el académico de Harvard expuso que “para poder lograr grandes transformaciones, se necesita sumar a los diferentes ministerios. Este no es un problema de un gobierno, sino que es un desafío para la sociedad completa que tiene que ser resuelto más allá de los plazos de cada gobierno. Nunca encontraremos una solución pre armada, hay que pasar por el proceso de manera inclusiva, colectiva y diseñar una solución hecha en Chile para Chile”.


[1] Instituto Nacional de Estadísticas, 2021 “Anuario de Estadísticas Vitales, 2019.

[2] Ministerio de Salud, Departamento de Epidemiologia, División de Planificación Sanitaria. Encuesta Nacional de Salud 2016-2017

[3] Margozzini P., et al. , R. (Septiembre, 2019). Abstract #89648,Will less developed countries be capable of giving high-quality universal coverage to cardiovascular disease survivors? Results from a national health survey, Chile ENS 2016-2017. Poster presentado en el Congreso ESC 2019, Paris)