¡SE VOLCÓ LA QUINTA¡ El Mortal Accidente del 19 de Marzo de 1978

Marcelo González Borie

Historiador y Etnomusicólogo

Autor de diversas obras sobre la historia de Tarapacá

            En la mañana del domingo 19 de marzo de 1978, el Cuerpo de Bomberos de Iquique se preparaba para un ejercicio general, programado por la comandancia institucional, en los terrenos donde se levantaba una incipiente Zona Franca. Para ello, cada compañía, había citado a su personal con el fin de dar cumplimiento a la orden.

          En el viejo cuartel de la entonces Compañía Yugoeslava de Bomberos “Dalmacia N°5”, en la esquina de Tarapacá y Pedro Lagos; los ánimos no estaban del todo buenos, pues, por unos problemas internos, el capitán titular Jorge Alguerna, había sido reemplazado interinamente por Víctor Pereira, y por ello, él estaba a cargo de la participación de los quintinos en el ejercicio.

          Esa mañana, Alguerna pasó por el cuartel y a pesar de que muchos voluntarios le piden que tripule el carro, el querido “Burro”, el ex capitán se muestra reticente a participar del ejercicio; mientras una veintena de voluntarios y jóvenes aspirantes se equipan y se preparan.

          Faltando pocos minutos para mediodía, la central de alarmas, operada por doña Olga Balbontín, da la señal de alarma y los carros raudos, se dirigen al lugar convocado como si de una emergencia real se tratase. El “Burro” enfila por calle Tarapacá y sigue hasta Amunátegui, seguido por el carro de la “Sargento Aldea N°6”, más atrás marcha el móvil de comandancia tripulado por don Italo Maniello.

          Al llegar a la bifurcación de calle Amunátegui, antes de cruzar por la pasarela peatonal, un perro se cruza intempestivamente frente al carro y el conductor, por esquivarlo, hace una maniobra brusca que rompe los pernos que sujetan el estanque con los 2.500 litros de agua. Todos quienes tripulan el carro, tanto en la cabina, como en las barandillas y sobre el material, deben sujetarse con fuerza para no caer, sin sospechar lo que pasará metros más adelante,

          Cruzan casi por milagro, bajo la pasarela, pero el carro ya marcha desestabilizado y sin control, terminando por volcarse a la altura del cruce ferroviario de Desiderio García.

          El “Burro”, yace con sus ruedas hacia el cielo. La gran mayoría de quienes lo tripulaban han salido eyectados y con heridas de diversa consideración, los que pueden, se levantan y corren a auxiliar a sus compañeros. Para uno de ellos, ya es demasiado tarde: Mario Bunster ya fallecido, está debajo del vehículo. El joven teniente Oscar Esterch herido gravemente, permanece inconsciente a un costado del vehículo y Jorge Alguerna, el viejo capitán que no quería tripular, presenta graves heridas. El aspirante Nelson Araya, arrojado varios metros adelante, permanece con graves lesiones en la reja de una antigua barraca de madera que existía en el lugar.

          De toda esta escena terrible, son testigos quienes marchan atrás, los voluntarios de la “Sargento Aldea N°6”, quienes se comunican por radio con la central a la desesperada voz de “Se volcó la Quinta”.

          Con la llegada del comandante Maniello, comienza de inmediato el proceso de rescate de los heridos. Las ambulancias del hospital corren hacia el lugar de la tragedia. Esterch, no resistirá las heridas y a eso de las tres de la tarde, dejará de existir, se casaría en dos semanas y su espíritu de servicio lo hacía destacar por sobre sus compañeros. Alguerna es trasladado en avión ambulancia al Instituto de Neurocirugía de Santiago, donde fallecerá días más tarde, siendo velados sus restos, en el cuartel de la Compañía N°9 del Cuerpo de Bomberos de Santiago.

          Este accidente, es la mayor tragedia en la Historia del Cuerpo de Bomberos de Iquique. Tres bomberos voluntarios fallecidos y curiosamente, el joven aspirante herido, Nelson Araya, se convertirá en mártir del deber, 36 años más tarde, cuando al atardecer del 1 de abril de 2014, con ocasión del último terremoto, sufra un paro cardiaco al sacar el carro desde el cuartel de la “Dalmacia N°5”, para llevarlo a una zona segura y así dar continuidad al servicio de abnegación y sacrificio que distingue a los voluntarios iquiqueños, que protegiendo vidas y bienes, lo dan todo, sólo por amor a sus semejantes.