Pablo Pereyra Portugal
Experto en Instituciones Financieras
Ing. Informática U. de Montevideo
Muchas inquietudes se hacen oír en el sector financiero, pero existe una que resuena de
manera destacada: ¿Estamos asistiendo al final de las sucursales bancarias presenciales o
físicas?
Esta interrogante es especialmente válida en Chile, donde en los últimos tres años han
cerrado más del 20% de sucursales bancarias según fuentes del Comisión para el Mercado
Financiero, CMF, que es el organismo regulador por excelencia de ese mercado. Y es que,
esta tendencia de eliminar oficinas o sucursales, obedece a una dinámica que se viene
produciendo y observando desde que se produjeron el llamado Estallido Social (2019), la
pandemia y la paulatina digitalización de la gestión propia de los bancos.
Por esta multiplicidad de variables que ha potenciado la “banca digital”, ahora las
personas están viviendo una verdadera revolución en la manera cómo manejan sus
finanzas a nivel individual, cuyo sello indiscutible es liberarnos de la necesidad de
adentrarnos en una oficina bancaria, lo cual ha llevado a su vez a que las instituciones
financieras se encuentran reevaluando su presencia física tradicional.
Se trata, por cierto, de un fenómeno que ha venido en aumento durante los últimos años,
gracias en parte importante a la incursión de la tecnología en el sector bancario y a la
preferencia de los usuarios por las facilidades de la banca online.
De hecho, su aceleración alcanzó cifras sin precedentes durante la pandemia del covid-19,
donde se produjeron profundas restricciones de movilidad y atención presencial. Sin
embargo, incluso después de retornar a cierta normalidad y con la declaración de la
Organización Mundial de la Salud sobre el cese de la emergencia sanitaria, la demanda de
servicios bancarios en línea sólo marca una curva de incrementos, en muchos aspectos
apalancado por el flujo constante de los hiperconectados Millennials y Zoomers que ya se
están incorporando en masa al mundo laboral.
A nivel global, múltiples grandes entidades financieras han optado por cerrar miles de
sucursales en los principales mercados, enfocándose ahora en potenciar sus servicios
digitales. Estados Unidos es un buen ejemplo, país donde un 9% de todas las sucursales
bancarias cerraron entre 2017 y 2021, según la National Community Reinvestment
Coalition. En España, las estadísticas del Banco de España indican que el 33,4% de las
sucursales, es decir, una de cada tres, han cerrado en los últimos cinco años. En
Latinoamérica, la tendencia es muy similar y solo en México se ha visto una disminución
del 9% en el número de sucursales bancarias, pasando de 12.849 en 2019 a 11.698 en
diciembre de 2021. Estas cifras permiten afirmar que la banca se está digitalizando a un
ritmo acelerado.
De acuerdo con la última encuesta del Digital Banking Report, el 77% de los banqueros a
nivel mundial pronostican que para 2025, tres cuartos de las nuevas cuentas se abrirán a
través de canales digitales. Este porcentaje coincide con la investigación realizada por la
Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU) que determinó que dos tercios (65%) de los
ejecutivos bancarios creen que el modelo basado en sucursales estará obsoleto en un
plazo de cinco años
Por tanto, la transformación digital ha dejado de ser una tendencia y se ha convertido en
una necesidad urgente y, es por ese motivo que -para los bancos- ya no se trata de “si
deben o no digitalizarse”, sino que el desafío radica en cómo lo hacen de manera
inteligente y efectiva.